Tal como era de esperarse, llegó el día. Dos días de luto nacional preceden al último adiós al joven Primer Ministro que gobernó hasta el viernes pasado. Daniel Eduardo Espíndola murió víctima de un atentado terrorista perpetuado por una célula local del grupo Hizbullah. Con mucho amontonamiento de gente, y algún descabellado sin tapabocas se da comienzo a la ceremonia. La misma está oficiada por un sacerdote ortodoxo, vestido totalmente de negro, y tiene lugar en un sitio de Río Cuarto, ciudad natal del fallecido mandatario. En el fondo de la multitud, un grupo de mujeres lloran y gritan el nombre del fallecido.